TRATAMIENTO CICATRICES ACNÉ - LÁSER
El Láser MT CO2 1540 es un láser fraccional no ablativo de Erbio Glass.
Crea microcolumnas de lesión térmica que provocan una respuesta de regeneración creando un tejido nuevo en las cicatrices de acné o en la glándula sebácea.
Su lugar de acción es profundo en la dermis. Tras su aplicación, aparece un enrojecimiento de la zona tratada y una discreta inflamación. Ambas pueden persistir durante 12-24 horas.
El número de sesiones que se requieren son aproximadamente 4, espaciadas entre ellas por 1 mes o más. Cuando las cicatrices de acné son muy profundas, se pueden necesitar de 6 a 10 tratamientos espaciados, algunos de ellos, con más de 3 meses.
El Láser MTCO2 1540 consigue mejorar las cicatrices de acné. Produce un relleno natural del fondo de la cicatriz debido a la creación de nuevo colágeno en la zona tratada. En las glándulas sebáceas los microhaces térmicos producen un calentamiento y rotura, obteniendo una reducción de la secreción sebácea y disminución del enquistamiento.
Tras este tratamiento, se observa una mejoría que puede superar el 50% respecto a la profundidad inicial. La piel presenta un aspecto más alisado, con menos marcas y cicatrices de acné. Los resultados permanecen de forma duradera. A parte, también se consigue reducir de manera significativa el acné activo.
El acné, en los países occidentales, según distintos estudios, afecta entre el 70% y el 87 % de la población entre 15 y 25 años.
El acné es una enfermedad inflamatoria. Los aspectos más significativos son:
De forma esquemática, se podría decir que el elemento inicial es la queratinización anómala de los queratinocitos, lo que crea el microcomedón. Al mismo tiempo, el aumento de los andrógenos circulantes en la pubertad estimula la producción de sebo. Estos elementos se combinan en la unidad pilosebácea para crear un ambiente favorable a la colonización por Propionibacterium acnés, quien a su vez secreta varias moléculas inflamatorias y factores quimiotácticos que inician la respuesta inflamatoria.
En el aumento de la queratinización (el taponamiento del folículo piloso) intervienen factores de crecimiento, que se ven favorecidos por dos hormonas: la insulina y la hormona del crecimiento.
En líneas generales, podemos decir que un aumento de la insulina en sangre, aumenta la proliferación y disminuye la autodestrucción celular (apoptosis), y viceversa una disminución de la insulinémia, disminuye la queratinización, y por lo tanto, el taponamiento del folículo pilo-sebáceo.
Cuando comemos alimentos como hidratos de carbono de alta carga glucémica, es decir, con capacidad de aumentar la insulina de forma rápida, el proceso de queratinización se estimula más. Por el contrario, cuando ingerimos alimentos de baja carga glucémica hay un menor aumento rápido de insulina. Una excepción a esta teoría son los lácteos, que aún teniendo baja carga glucémica, provocan el mismo aumento de la insulina que el pan blanco, por ejemplo.
Conclusión: los hidratos de carbono de alta carga glucémica/alto índice insulínico, influyen en la aparición y mantenimiento del acné.
La formación de sebo es estimulada por la acción de los andrógenos, si es excesiva favorece la aparición de acné. Cuando aumenta la insulina en sangre, se aumentan los niveles de andrógenos.
Las dietas ricas en fibra mejoran los andrógenos circulantes, por lo tanto el acné. Las bacterias implicadas en la patogenia del acné provocan una cascada de reacciones inflamatorias que podemos modular con la alimentación. Uno de los factores más relevantes de la influencia de la dieta en la inflamación, es la relación entre los ácidos grasos omega 6 y omega 3.
La inflamación inducida por la dieta se debe a:
Todos estos alimentos favorecen la producción de prostaglandinas inflamatorias. El ser humano evolucionó con una dieta donde el ratio omega 6/omega 3 era, aproximadamente de 1, mientras en las dietas occidentales este ratio es de 15/1 a 16/1, originado por el predominio de los omega 6 en la mayoría de los aceites vegetales y alimentos procesados hechos con estos aceites.
Los omega 6 tienen propiedades pro-inflamatorias mientras que los omega 3 poseen actividad antiinflamatoria.
Incluso se está considerando que los ratios omega 6/omega 3 elevados tienen un efecto negativo en el cerebro humano en desarrollo, ya que éste necesita grandes cantidades de ácido docosa-hexaenoico (DHA), otro ácido de la familia omega 3.
Una dieta favorable para tratar el acné debe tener un alto consumo de Omega3 (pescado), debido a su acción antiinflamatoria.