La fosfatidilcolina es el principal fosfolípido de los mamíferos y representa la mayor proporción en la composición de las membranas celulares. Además, es responsable de la integridad de las membranas, organelas, y del transporte vesicular intracelular.
Hace algunos años se introdujo el uso empírico de fosfatidilcolina en el tratamiento subcutáneo de bolsas palpebrales, abdomen, flancos y región trocantérica, constatándose excelentes resultados clínicos en la reducción de la adiposidad localizada.
La fosfatidilcolina parece tener una función importante en la inflamación, a través de la liberación de ácido araquidónico para la síntesis de prostaglandinas, tromboxanos y leucotrienos.
También tiene carácter anfipático, siendo hidrolizada específicamente por la fosfolipasa D, generando ácido fosfatídico (apolar) y colina (polar).
El ácido fosfatídico parece estar involucrado en la activación de la vía lipolítica responsable de la reducción de la adiposidad localizada.
La fosfatidilcolina ha sido estudiada en las últimas décadas con diversos fines terapéuticos, siendo constatados sus efectos de protección y regeneración hepática, mejoría de la memoria, disminución de la síntesis y niveles de triglicéridos, inhibición de la agregación plaquetaria, etc.
La indicación clásica de la fosfatidilcolina, sin embargo, es la profilaxis y el tratamiento de la embolia grasa del politraumatizado.
A partir de este efecto, al final de la década de 1980 comenzó a usarse fosfatidilcolina en infiltraciones intra-lesionales en xantelasmas, con resultados satisfactorios. En la década de 1990, algunos médicos brasileños iniciaron su uso empírico en las bolsas adiposas del párpado inferior y en la grasa subcutánea del abdomen, los flancos y las caderas. Consiguiendo excelentes resultados de reducción de la adiposidad localizada y remodelación del contorno corporal. En el año 1998, en España, se preconizó la utilización en forma de infiltraciones subcutáneas en combinación con el silicio orgánico, para el tratamiento de la lipodistrofia.
Estos resultados alentadores llevaron al uso indiscriminado de la fosfatidilcolina en el área estética brasileña, sin que los mecanismos bioquímicos que generan los efectos clínicos fueran completamente dilucidados, y sin que las debidas pruebas clínicas para la confirmación científica fueran realizadas.
Actualmente, ya fueron iniciadas investigaciones científicas, en el sentido de dilucidar el probable mecanismo de acción lipolítica de la fosfatidilcolina en adipocitos de animales y humanos (fig.1).
Una de las hipótesis consideradas es que la fosfatidilcolina es la iniciadora del proceso de hidrólisis de triglicéridos en ácidos grasos y glicerol mediante la lipasa sensible a hormonas (LSH).
Estos productos obtenidos serían posteriormente utilizados en otras vías metabólicas o eliminados en pequeñas cantidades por el aparato urinario.
Otras hipótesis que deben ser estudiadas son la activación de receptores específicos de membrana y la destrucción de los adipocitos. Esta última sería desencadenada por la activación de la vía de la inflamación (fosfolipasa D o factor de necrosis tumoral alfa, [TNF-a]), o por una acción irritante directa de la fosfatidilcolina sobre los adipocitos.
Las indicaciones para el uso estético de la fosfatidilcolina son limitadas y se restringen a pequeños depósitos de adiposidad localizada, en pacientes con peso ideal o con sobrepeso leve (fig. 2). En casos de sobrepeso moderado u obesidad, indicamos la fosfatidilcolina apenas como complemento de un tratamiento para adelgazar, basado en dieta y actividad física.
Es importante resaltar que el tratamiento aislado con fosfatidilcolina no adelgaza, sólo ayuda en la remodelación del contorno corporal.
Las contraindicaciones absolutas para el tratamiento con fosfatidilcolina son: niños, embarazadas, lactantes y diabéticos con microangiopatía. Las contraindicaciones relativas aún están bajo estudio, se citan para que se tenga cuidado con ellas: enfermedades renales, reumáticas (especialmente colagenosis y síndrome de anticuerpos antifosfolípidos) y crónicas, obesidad androide, resistencia insulínica (incluido síndrome de ovarios poliquísticos) y enfermedades infecciosas crónicas.
Las regiones corporales permitidas para el tratamiento son: abdomen, cintura y flancos, caderas, infra-glúteos, parte interna de muslos y de rodillas, infra-escapular, pre-axilar y parte interna de brazos. Algunas regiones requieren mucha práctica y mucho cuidado en la aplicación, como las bolsas palpebrales y la región sub-mentoniana. Recomendamos no aplicar fosfatidilcolina en nalgas, en la proximidad de aponeurosis y articulaciones.
Con respecto a la toxicidad, no existen estudios relativos al uso inyectable. Sólo se sabe que Lipostabil®, clásicamente indicado para profilaxis y tratamiento de embolia grasa, es usado por vía endovenosa en la cantidad de 8 a 16 ampollas por día. A pesar de no haber estudios de las dosis usadas por vía subcutánea, recomendamos mucha cautela debido al gran proceso inflamatorio que puede ocurrir habitualmente después de la aplicación.
Así, sugerimos la aplicación de 1 ó 2 ampollas de 5 ml como máximo (ampollas de 250 mg/5 ml) por sesión en el caso de adiposidades corporales, a intervalos de 7 a 15 días. Cada ampolla debe permitir el tratamiento de 10 a 20 cm2 de área corporal. En bolsas palpebrales, se recomienda un volumen total de 0,5a 1 ml (250 mg/5 ml) por sesión. En la papada, un volumen de 1 a 2 ml (250 mg/5 ml) por sesión.
La técnica de aplicación es la infiltración subcutánea y no la infiltración intradérmica (mesoterapia). La sustancia es inyectada directamente en la grasa, con una aguja hipodérmica 30 G o 30 1/2 G 13 x 0,3 mm (o 12 x 0,3 mm o 13x 0,45 mm o 13 x 0,4 mm).
La inyección debe ser realizada con la aguja en posición perpendicular a la piel, a una profundidad de 12 ó 13 mm, debiéndose inyectar 0,1 a 0,2 ml por punto a una distancia de 2 a 3 cm entre cada punto.
Debe prestarse especial atención a no superficializar la aguja a una profundidad menor de 4 mm (aplicación intradérmica), pues existe el riesgo de necrosis cutánea.
La duración del tratamiento es muy variable y depende mucho de la respuesta individual de cada paciente.
En el tratamiento corporal pueden ser necesarias de 5 a 10 sesiones; en el mentón, de 2 a 4 sesiones y en bolsas palpebrales, de 2 a 4 sesiones.
En el tratamiento corporal, algunos médicos prefieren hacer sesiones quincenales con una dosis mayor de fosfatidilcolina (4 ampollas de 250 mg/5 ml por sesión), lo cual nosotros no recomendamos.
Entre las reacciones adversas, las reacciones locales son las más comunes, pudiendo ser inmediatas (prurito, ardor, calor, rubor) o iniciarse al cabo de horas o días (edema intenso, dolor, hematomas). Los edemas, equimosis y nódulos pueden persistir días o semanas. En general, el dolor puede durar entre 3 y 4 días.
Eventualmente, pueden surgir reacciones de tipo colinérgicas como dolor abdominal, diarrea, salivación, náuseas y sudoración excesiva. Fueron comunicados algunos casos de alteraciones menstruales y amenorrea. Reacciones graves de sensibilidad son muy poco probables.
Las complicaciones son poco frecuentes cuando el procedimiento está correctamente realizado. Estas pueden ser celulitis, debido al gran proceso inflamatorio; necrosis cutánea, generalmente debido al exceso de dosis por punto o a una aplicación intradérmica; depresiones e irregularidades cutáneas, por un reparto no homogéneo de la sustancia e infección debido a asepsia inadecuada o producto contaminado.
Algunas orientaciones pueden ayudar al paciente a obtener una mejor respuesta al tratamiento, como realizar una dieta ligera y una ingestión abundante de líquidos durante el día y en los días siguientes al tratamiento. Es necesario ayuno 1 hora antes y 1 hora después del tratamiento, además del uso de un panty de compresión durante 2 a 4 días después del tratamiento (hasta que desaparezca el edema importante).
El drenaje linfático puede tener una acción satisfactoria en la eliminación del edema al día siguiente y 2 días después del tratamiento.
A partir del día siguiente, los ultrasonidos pueden ayudar en el proceso de reducción de la adiposidad localizada, pero no son obligatorios para obtener resultados.
Los resultados pueden ser apreciados transcurrida la primera semana (si el edema ha desaparecido), con pérdidas de 0,5 a 2 cm de contorno por sesión.
La mayoría de los pacientes parecen responder bien, excepto una pequeña parte (aproximadamente el 5%) que, a pesar de no presentar patología concomitante alguna, no responden satisfactoriamente al tratamiento.
La evaluación final de los resultados se debe realizar 2 ó 3 semanas después de la última sesión, que es cuando el edema habrá desaparecido totalmente.
Un tratamiento alternativo sería la realización de una liposucción quirúrgica.